De hecho, un estudio ha identificado los alimentos que más ayudan a mantener alejada una enfermedad hepática que afecta a una cuarta parte de los estadounidenses
No guardes el aguacate así: es peligrosoDe hecho, un nuevo estudio ha identificado los alimentos que más ayudan a prevenir una enfermedad hepática que afecta a una cuarta parte de los estadounidenses.
Lo creas o no, el alcohol no es el principal daño de nuestro hígado, sino de nuestra alimentación. De hecho, existe una enfermedad del hígado que afecta a cerca del 25% de la población adulta estadounidense y que no tiene relación alguna con la ingesta de alcohol, sino con lo que los pacientes suelen comer: se llama enfermedad del hígado graso no alcohólico (en inglés Nonalcoholic Fatty Liver Disease o NAFLD) y se caracteriza por presencia de grasa dentro del hígado (que también puede conducir a la ampliación de órganos). En muchos casos la enfermedad no presenta síntomas, sino que se caracteriza por dolor en el lado derecho del abdomen, sensación de cansancio y fatiga, pérdida de peso, coloración amarillenta de la piel y del interior de los ojos (conocida como ictericia).
Un estudio reciente, realizado en Estados Unidos, ha identificado una lista de alimentos especialmente buenos (junto con una lista de alimentos altamente dañinos) para nuestro hígado, evitando el riesgo de esta enfermedad. Los investigadores realizaron una entrevista a una muestra de 1.682 participantes (hombres y mujeres) con edades comprendidas entre los 60 y los 77 años a los que pedían hablar sobre sus hábitos alimentarios diarios.
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Después de la entrevista, los participantes se sometieron a imágenes de resonancia magnética para medir la grasa del hígado y densitometría de rayos X axial para determinar los niveles generales de grasa corporal. Estas pruebas mostraron que los niveles de grasa en el hígado eran en promedio más altos en los participantes que reportaron una gran cantidad de grasas saturadas, carnes rojas y procesadas y café. Por el contrario, los niveles de grasa en el hígado fueron más bajos en los participantes cuyas dietas se caracterizaron por alimentos ricos en vitaminas y fibra.
Esto es porque el fibra, además de ser un aliado clave en la prevención de inflamaciones y otras dolencias crónicas, ayudan a depurar el organismo y favorecen el buen funcionamiento de nuestro aparato digestivo y la salud del intestino. Además, los alimentos ricos en fibra -como las verduras, las frutas y los cereales integrales- son bajos en grasas 'malas' y, por tanto, no cansan el hígado, lo que provoca la aparición de hígado graso.
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Fuente: Diario de Nutrición
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