Un impuesto a la carne roja: la propuesta de Dinamarca

    El Consejo de Ética de Dinamarca propone un impuesto sobre la carne de vacuno.

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    Dinamarca, alegría y dolor. Aunque aquí vivimos con la paradoja de caza de ballenas innoble, ciertamente no se puede negar que el país danés siempre sigue siendo uno de los más sostenibles y ambientalmente conscientes. La última propuesta de carne roja gravada del Consejo de Ética, el organismo independiente al que se refieren el parlamento, los ministros y otras autoridades públicas sobre cuestiones éticas.





    Ya una investigación, hace unos meses, había probado el terreno y encontró que hay varios países en el mundo que están pensando en gravar la carne, para tener la doble ventaja de abordar concretamente el cambio climático y mejorar la salud de sus ciudadanos.

    Parece, de hecho, que finalmente nos estamos dando cuenta de que la producción de carne, además de ser cuestionable desde un punto de vista ético, es muy "pesada" desde un punto de vista ambiental. Baste decir que casi el 15% de todos los gases de efecto invernadero a nivel mundial son producidos por las explotaciones agrícolas y a esto hay que sumar los daños derivados de deforestación que sirve para crear lugares adecuados para el pastoreo, a partir de la producción de fertilizantes para cultivos forrajeros y de la energía utilizada por los agricultores.

    En resumen, Dinamarca da un paso al frente y hace un razonamiento lógico: dado que la cría de ganado consume alrededor de 43 litros de agua por cada kilogramo de carne que comemos y cubre el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, ¿imponer un impuesto al consumo de carne podría conducir a comportamientos más sostenibles? y compras? La respuesta es sí, por supuesto, y aquí está la propuesta (la disposición fue votada por 14 de los 17 directores) de un impuesto que se aplicará inicialmente solo a la carne de vacuno.

    “Una respuesta eficaz a la emergencia climática incluye también una política relacionada con el consumo de los alimentos más contaminantes, que ayude a crear conciencia sobre el tema. La empresa necesita enviar una señal clara a través de la legislación”, dice Mickey Gjerris, vocero de la junta.

    Bien, bien hecho y excelente propuesta para ser prestado seguro. Pero ahora surge la pregunta: empezar (también) con un impuesto a la carne de ballena, ¿no?


    Germana Carillo


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