Cómo practicar el desapego en la vida diaria

Cómo practicar el desapego en la vida diaria

El concepto de desapego está en el corazón de la práctica del yoga, el budismo y otras filosofías orientales. Se trata de considerarnos actores y espectadores de lo que hacemos al mismo tiempo.





El concepto de desapego está en el centro de la práctica del yoga, el budismo y otras filosofías orientales. Se trata de considerarnos actores y espectadores de lo que hacemos al mismo tiempo.

El desapego de esta manera nos permite no jactarnos de una buena obra realizada y también no esperes nada a cambio por actuar de manera positiva. De esta manera, el desapego se conecta con el concepto de karma, es decir, con las acciones y reacciones acumuladas en el transcurso de nuestra vida y vidas anteriores debido a nuestros comportamientos y nuestros pensamientos tanto positivos como negativos.

Quien realmente aprenda a practicar el desapego, según el Yoga, el Budismo y otras filosofías orientales, no acumulará karma y obtendrá la liberación del ciclo de renacimientos. No todos en el mundo creen que existen el karma y la reencarnación, pero de cualquier manera practicar el desapego en la vida diaria puede ayudarnos a sentirnos mejor.

Advertencia: practica el desapego no significa alejarse de la realidad o vivir de manera egoísta y desapegada de los demás. Por el contrario, el desapego debe transformarnos en personas capaces de acciones positivas completamente desinteresadas en la vida cotidiana. Es por tanto un elemento fundamental de servicio a los demás y al mundo que nos rodea.

En las palabras del Buda, el apego es la principal causa del sufrimiento. El desapego es uno de los desafíos más difíciles de la vida. Buda enseñó que las cadenas, de oro o de hierro, siguen siendo cadenas. Romper estas cadenas significa ser libre y haber practicado plenamente el desapego. Por cierto:

“Del apego surge el dolor, del dolor surge el miedo. Para el que es totalmente libre, no hay apego, no hay dolor, no hay miedo”.



Quizás estemos en una situación concreta muy particular. Tenemos miedo a perder a un ser querido debido a circunstancias que pronto nos distanciarán físicamente unos de otros. A veces tendemos a pensar que las personas son de nuestra propiedad y que por eso siempre deben estar cerca de nosotros.

Pero no es así. Todo es temporal en este mundo, incluso la cercanía de las personas que amamos. Esta es quizás una de las ocasiones más difíciles para practicar el desapego. Si realmente queremos el bien de esta persona, debemos dejar que siga su propio camino. Debemos estar felices por ella y no sufrir, no tener miedo y no sentir en ansiedad para este cambiar.

Este ejemplo, quizás un poco extremo, debería haberte permitido entender el significado más profundo del desapego lo cual, como ves, no tiene nada que ver con el egoísmo, mientras que tiene mucho que ver con el altruismo.

aquí está ahora tres útiles consejos que te ayudarán a practicar el desapego en tu vida diaria o al menos para considerar acciones y eventos desde un nuevo ángulo.

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Somos los únicos verdaderamente responsables de nuestras acciones.

Somos los únicos que somos verdaderamente responsables de nuestras acciones y lo que se deriva de ellas. los consecuencias de nuestras acciones, negativo o positivo, surgirá con efectos tanto en nosotros mismos como en los demás. Recordamos la importancia de tercera ley de newton y tratemos de aplicarlo a la vida cotidiana: "Por cada acción hay una reacción igual y opuesta".

No podemos escapar de las consecuencias de nuestras acciones. Antes de lastimar o entorpecer a otra persona, pensemos dos veces. Aprendemos empatía y comportamiento altruista, pero al mismo tiempo permanecemos listos para defendernos de los oponentes. Ayudamos a los demás, pero no a los oportunistas.



Nuestra felicidad no depende de los demás.

Este es uno de los puntos más importantes para practicar el desapego y sentirse más en paz. Nuestra felicidad no depende de los demás, es decir, no está ligada a la presencia o ausencia de ciertas personas en nuestra vida, sus palabras o sus acciones. De hecho, dentro de nosotros hay un punto donde podemos reconocer una felicidad que siempre está presente y que nunca puede terminar.

Es ese punto en el que nos centramos o en el que nos encontramos cuando meditamos y cuando finalmente conseguimos disfrutar de un momento de paz y serenidad. Entonces comenzarán de nuevo las preocupaciones de la vida cotidiana con todas las tareas que atender. Pero sabemos que cuando queramos podemos volver a ese punto escondido dentro de nosotros donde la felicidad existe y no depende de nada ni de nadie.

Tenemos que aceptar la realidad y sentirnos libres.

Algunas personas no aceptan la realidad, se esconden de la sufrimiento porque no entienden su significado. En este caso se trata de desapego, no de "desapego". Practicar el desapego no significa vivir desprendido de la realidad, en un mundo paralelo, y no aceptarlo. Nuestra realidad es de hecho en el hoy y en la vida cotidiana, en el preciso momento en que estamos viviendo.

La realidad no es una ilusión, es la concreción. Debemos aprender a aceptar el sufrimiento porque, además de la felicidad, forma parte de la vida. Así como el día no existe sin la noche y la luz no tiene sentido sin la oscuridad, no puede haber bien sin mal (¿recuerdas cómo el blanco y el negro se unen en el símbolo del Tao?). Una vez entendido esto, nos sentiremos libres por dentro y podremos ayudar a otros a recuperar su libertad.

El desapego, en conclusión, no es desapego, no es egoísmo y ni siquiera es huida de la realidad. El desapego es amor y libertad, abandono del deseo de poseer hacia las cosas o personas y la capacidad de actuar en el mundo de manera desinteresada, sin jactancia y sin esperar algo a cambio.

marta albe

Fonte foto: Brucestarkbio

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