Psicología de las gafas de sol, una máscara para el alma

    Llevar gafas de sol cambia nuestra psicología y la calidad de nuestras relaciones.

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    Primavera, sol: e inmediatamente es tiempo de gafas de sol. Estos "dispositivos de protección personal" (como se definen en términos de la ley) de la vista, absolutamente necesarios para algunos, para la mayoría son ante todo un accesorio de moda, capaz de dar la idea de una pizca extra de inteligencia. Especialmente si el modelo es grande, hacen que el rostro femenino se vea más joven y atractivo. Independientemente del género, hacen que todos sean un poco misteriosos y aumentan el atractivo sexual. Pero la cosa no acaba aquí: llevarlos puede llevarnos a cambiar algunas de nuestras actitudes y sensibilidades.





    ¿Qué sucede cuando usamos un par de anteojos con lentes oscuros? Lo que todos pueden ver fácilmente: en primer lugar el rostro está parcialmente tapado, no se percibe bien en su totalidad; Yendo aún más en concreto, nuestros ojos están ocultos, por lo tanto no permiten el contacto visual directo.

    Estos no son detalles menores. Como descubrió el psicólogo Paul Ekman, alrededor de un tercio de nuestras 23 expresiones faciales involucran los ojos; por ejemplo, podemos entender si una sonrisa es auténtica sólo por el imperceptible movimiento de los ojos que la acompaña, debido a un músculo particular, el orbicularis oculi. Si los que nos sonríen lo hacen por las circunstancias, no se mueve.

    Los ojos son, por lo tanto, verdaderamente el "espejo del alma": una verdadera fuente de información sobre lo que las personas piensan y sienten.

    Como filtro, las lentes oscuras, por un lado, simbólicamente, pueden sacar algo de positividad de nuestra visión del mundo (claro que depende del tiempo que pases usándolos; pero es evidente que te permiten recolectar información alterada, siempre un poco más "oscura" de lo que son los contextos y situaciones); por otro lado, nos permiten no revelar demasiado sobre nosotros mismos. En otras palabras: las gafas de sol son una especie de máscara. La máscara se esconde y, en el mayor -aunque pequeño- anonimato que le sigue, facilita la expresión de conductas moralmente menos edificantes.

    Psicología de las gafas de sol, una máscara para el alma

    Un estudio de 2010, por ejemplo, mostró que las personas, cuando usan anteojos de sol, se vuelven menos generoso y en general más sospechoso; si se reflejan, entonces, favorecen una mayor distancia emocional con interlocutores. dan seguridad a quien los trae. Hacen que sea más fácil decir mentiras. En un nivel subconsciente, inmediatamente los pusieron en una posición de mayor poder en alguien que, en cambio, no los tiene.



    Hay una bon-ton de gafas de sol? El sentido común y la educación pueden guiarnos. Durante una conversación, sobre todo si no es formal, es mejor quitárselos para poder mirarse a la cara: el intercambio será más "íntimo", auténtico, basado en la confianza. Los lentes oscuros representan una barrera: quitarla es un gesto de apertura, interés, disponibilidad así como de atención y respeto por el otro.



    En cualquier caso, por favor, cuando esté dentro de casa, gafas de sol… aunque no.

    Ana María Cebrelli

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