Obesidad: dos nuevos mecanismos para quemar grasa descubiertos

    Obesidad: dos nuevos mecanismos para quemar grasa descubiertos

    A pesar de una dieta calórica, nuestro organismo sería capaz de poner en marcha dos mecanismos que ayudan a quemar grasas. Dos investigaciones diferentes nos dicen cuáles.

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    La lucha contra la obesidad no se detiene. A pesar de una dieta calórica, nuestro organismo sería capaz de poner en marcha dos mecanismos que ayudan a quemar grasas. Si es cierto, como es cierto, que el sobrepeso y la obesidad empiezan a pelear en la mesa y con un estilo de vida saludable, la ciencia sigue en la búsqueda de fármacos que sean cada vez más capaces de controlar el exceso de peso.





    Dos investigaciones, una basada en el frío y otra en una proteína específica, han experimentado con mecanismos destinados a despertar el llamado tejido adiposo pardo, que es la parte del tejido adiposo que ayuda a quemar calorías.

    De hecho, en los mamíferos hay dos tipos diferentes de tejido adiposo: uno blanco y otro pardo. La primera, de color amarillento por su contenido en carotenoides, representa casi la totalidad de la grasa de reserva. De hecho, es abundante en los mamíferos en hibernación y en los cachorros, mientras que en los humanos el tejido adiposo pardo se encuentra en pequeñas cantidades en los recién nacidos. Con el crecimiento, gran parte de este tejido se transforma en tejido adiposo blanco y por ello en el adulto solo quedan restos de tejido adiposo pardo, que en todo caso favorece el consumo de calorías al contrario de lo que hace la tela blanca, que en cambio los acumula.

    Las dos investigaciones fueron precisamente a identificar aquellos mecanismos que activan el tejido que consume calorías.

    Para la primera investigación, realizada en el Instituto Dana-Farber para la Investigación del Cáncer, un grupo de académicos estadounidenses dirigido por Edward Chouchani descubrió que el el frío favorece la concentración en el tejido adiposo pardo de una sustancia producida por el metabolismo, la llamada "succinato”, que es liberada al torrente sanguíneo por la actividad muscular y luego almacenada por el tejido adiposo pardo. En los experimentos bastaba con administrar agua "correcta" con succinato para no engordar, ni siquiera siguiendo una dieta rica en grasas. El succinato elevaría la temperatura y favorecería así el consumo de calorías.

    El segundo estudio realizado en España en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (Cnic), ha descubierto otra forma de activar el tejido adiposo pardo. En este caso, el arquitecto sería uno Proteína, el "p38 alfa", identificado en el tejido adiposo pardo de más de 150 individuos obesos. Esta proteína sería capaz de frenar a otra proteína, llamada UCP1, también presente en el tejido adiposo pardo, que activa las células quemagrasas y genera calor.
    Al quitar este "freno", según los estudiosos, el tejido quemagrasas funcionaría a toda velocidad. El siguiente paso será ver si estos dos mecanismos de activación del tejido adiposo pardo pueden englobarse en alguna terapia farmacológica.



    Mientras tanto, recordemos cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro cuerpo. Para tener una vida más larga, saludable y vital, solo necesitas amar y mimar tu cuerpo todos los días, incluso en la mesa.



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