Estos diminutos y antiquísimos fósiles han mantenido intacto su sistema nervioso

    Estos diminutos y antiquísimos fósiles han mantenido intacto su sistema nervioso

    Según los arqueólogos, estos insectos fósiles, que datan de hace más de 500 millones de años, tienen algo en común con los arácnidos modernos.

    Según los arqueólogos, estos insectos fósiles, que datan de hace más de 500 millones de años, tienen algo en común con los arácnidos modernos.





    Son más pequeños que una moneda de diez centavos, pero su importancia para la comunidad científica es enorme: son dos pequeños fósiles, data de hace 508 millones de años, y lo que los hace tan especiales es el hecho de que en su interior han conservado restos de tejido nervioso perfectamente conservado.

    Se trata sin duda de dos ejemplares similares a la especie Mollisonia metrica (de la familia de los artrópodos, grupo que también incluye a los insectos modernos, crustáceos y arácnidos) - a considerar como el antepasado de los insectos modernos. Desafortunadamente, las condiciones de conservación de los fósiles no permiten a los científicos comprender exactamente las características de la especie, pero no se excluye una estrecha relación con las arañas modernas.

    La periodización de los fósiles encontrados se restringe al período Cámbrico (hace 540-490 millones de años): encontrar rastros de tejido nervioso que se puedan datar en el tiempo es una verdadera rareza. El primer descubrimiento en este campo se remonta a 2012, cuando los arqueólogos descubrieron la primera evidencia de cerebros de artrópodos fosilizados. Durante la última década, ha habido al menos una docena de fósiles que datan del período Cámbrico y que contienen restos de tejido nervioso, casi todos artrópodos.

    Los fósiles recién descubiertos miden uno 13 milímetros de largo y 3,5 milímetros de ancho en su punto más ancho, el otro solo 7,5 milímetros de largo y 1,7 de alto. Los dos hallazgos difieren no solo en el tamaño sino también en la posición en la que fueron encontrados: uno está en una posición normal, orientado hacia el otro, que en cambio está acostado de lado. Ambos tienen una estructura muy simple, con un exoesqueleto formado por una cabeza, un tronco segmentado y un escudo posterior (no muy diferente, en composición, al de una chinche). Ambos fósiles no tienen apéndices ni patas, pero los científicos sospechan que estos animales prehistóricos estaban dotados de seis pares de pequeñas extremidades y diminutos colmillos.



    Los rastros de tejido nervioso conservados dentro de los fósiles aparecen como manchas oscuras: esto se debe a que el proceso de fosilización ha transformado el tejido en una película de carbono orgánico. En ambos fósiles, los investigadores pudieron identificar nervios ópticos que parten de los ojos de los animales y luego se dirigen hacia el cuerpo principal; además, se ha observado una especie de tejido nervioso dentro de la cabeza, lo que se supone que es posible representar algo como un cerebro.

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    Fuente: Naturaleza

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