Piel y cabello oscuros, como sus antepasados africanos, pero también ojos azules. Así era el aspecto de un cazador-recolector que vivió en el Mesolítico, hace 7 mil años, cuyos restos fueron encontrados en 2006 en una cueva, en el yacimiento de Valdelugueros, en el norte de España. Y no digirió la lactosa y el almidón.
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Piel y cabello oscuros, como sus antepasados africanos, pero también ojos azules. Este era el aspecto de un cazador-recolector que vivió en el Mesolítico, hace 7 mil años, cuyos restos fueron encontrados en 2006 en una cueva del yacimiento de Valdelugueros, en el norte de España. Y no digirió la lactosa y el almidón.
Así lo ha descubierto un equipo de investigadores coordinado por Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, tras haber reconstruido todo su genoma a partir de ADN extraído de uno de los dientes. El resultado, como revela estudio publicado ayer en Nature, sugiere que el cambio a una piel más clara en los europeos modernos ocurrió más tarde que el cambio en el color de los ojos.
Tal vez la piel más clara evolucionó en climas más fríos, tal vez tenga que ver con la falta de vitamina D. El color de los ojos, por otro lado, es más difícil de explicar. ¿Cuál es su propósito? Podría ser que los ojos azules evolucionaran por selección sexual: uno o ambos miembros de la pareja se habían elegido con ojos azules por alguna razón cultural.
Pero no solo. El estudio del ADN revela también que nuestro coleccionista español era intolerante a la lactosa. Por eso, su genoma podrá ayudarnos a comprender cómo la llegada de la agricultura y la ganadería ha moldeado a los europeos modernos, que se han adaptado a una nueva dieta y nuevas enfermedades vinculadas al consumo de productos animales. desarrollar tolerancia a la lactosa, o la capacidad de beber la leche de otros animales incluso cuando son adultos.
el tambien tenia dificultad para digerir los almidones, en comparación con los agricultores del Neolítico. La otra sorpresa radica en el sistema inmunológico de los cazadores-recolectores. Sus genes del sistema inmunitario y los que influyen en el riesgo de infección bacteriana son similares a los de los humanos modernos. Hasta ahora, los académicos estaban convencidos de que muchos genes de inmunidad habían evolucionado a partir de los agricultores.
Roberto Ragni
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