Cumbre de los pueblos: Sociedad civil dice no a la mercantilización de la naturaleza

    Paralelamente a la reunión oficial, del 13 al 22 de junio se celebró la Cumbre de los pueblos sobre cambio climático. Aquí, reunidas en el Parque do Flamenco de Río, en un derroche de colores, cientos de organizaciones se dieron cita para fortalecer la movilización a favor de la justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y la defensa de los bienes comunes.



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    Veinte años después de la Cumbre de Río de 1992 y en particular veinte años después de la difusión deAgenda 21, una expresión del compromiso internacional con las políticas para uno desarrollo sostenible, una segunda cumbre de la ONU sobre el mismo tema, con objetivos menos claros y ambiciones reducidas, tuvo lugar en Río la semana pasada: Río + 20.



    En paralelo a la reunión oficial, Del 13 al 22 de junio se celebró la Cumbre de los pueblos sobre cambio climático. Aquí, reunidos en Parque Flamenco en Río, en un derroche de colores, cientos de organizaciones se dieron cita para fortalecer la movilización a favor de justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y la defensa de los bienes comunes.

    Representantes de diferentes organizaciones, que van desde las que luchan por los derechos de los pueblos indígenas, hasta las organizaciones feministas, desde la Vía Campesina, hasta el movimiento de Sin tierra en Brasil, movimiento ascendente para el derecho al agua, se reunieron para difundir, intercambiar opiniones y tratar, aunque con muchas dificultades, de implementar propuestas de cambio de políticas a favor de la protección de los recursos de la tierra.

    Cumbre de los pueblos: Sociedad civil dice no a la mercantilización de la naturaleza

    Al frente de la Cumbre estaba allí crítica al concepto de economía verde, uno de los temas centrales promovidos en la cumbre oficial Rio+20. La economía verde fue presentada en la cumbre oficial como una fórmula estratégica para enfrentar la crisis económica y ambiental del planeta, como solución al calentamiento global, la reducción de la biodiversidad y capaz de vencer la pobreza. El proceso de la economía verde, elaborado en el texto "Nuevo Acuerdo Verde Global(Global Green New Deal) de 2008 y difundido por el Programa de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (PNUMA), sí teñido de contradicción, a punto de entrar en conflicto con el paradigma del desarrollo sostenible. Durante la contracumbre, la sociedad civil subrayó y reiteró su punto no hay una fórmula de cuento y una pseudo-solución a la crisis ambiental global al proclamar la oposición a la mercantilización y monetización de la naturaleza.


    Para las organizaciones de la sociedad civil presentes en la cumbre, el tema de la "economía verde" peligra promover políticas contradictorias que van no tanto en beneficio de la protección ambiental y local como a las grandes empresas. También se reiteró el contraste entre el discurso de Río 92 basado en el concepto de desarrollo sostenible y el de la economía verde. El temor fuertemente expresado por la sociedad civil es l'' sometiendo la cuestión socioambiental a la lógica del mercado. En varias ocasiones se ha hecho un llamado a las instituciones a nivel local y nacional para que apliquen políticas de mitigación no tanto para atender la degradación de los recursos sino respuestas políticas que en esta crisis del medio ambiente y del sistema económico sean capaces de incluir en la agenda con objetivos claros y específicos para la lucha contra el cambio climático.


    La necesidad de promover fórmulas alternativas para combatir el impacto del cambio climático y reducir la violación de los derechos humanos. Se dijo rotundamente no a la deforestación especialmente de la selva amazónica, a la actividad minera en los países de América Latina. Estas actividades, según informó el presidente de CAOI (Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas) Miguel Palacín Quispe causan destrucción, contaminación, división social y corrupción. Además se ha dicho no a la privatización del agua y la expansión de monocultivos que reducen la biodiversidad. En varias ocasiones se ha pedido mayor democracia, mayor gobernabilidad e inclusión social y el cese de la experimentación con prácticas que mercantilizan los recursos del planeta.

    Así como reiterado Vandana Shiva : ”¡Es necesario detener aquellas prácticas que reducen la biodiversidad y los procesos que contribuyen al cambio climático, ya! La humanidad no puede esperar a intervenciones de mitigación en el futuro. Necesitamos pensar en el costo del cambio climático a nivel mundial. De hecho, este proceso tiene un alto costo social ya que es el resultado de políticas y sistemas económicos que provocan injusticia social y pobreza. La economía verde no es la fórmula y no es la solución. El verde es el color de la naturaleza no del dinero”


    El reto es que sreplanteas el concepto dominante de la economía verde aprendiendo de prácticas locales y reales, que promueven fórmulas alternativas de desarrollo. El enfoque que se promueve en la cumbre, aunque de manera no totalmente homogénea, es reformular el paradigma del desarrollo a través de: la justicia social, el cambio en la forma de consumo apoyando fórmulas alternativas de producción y la promoción de la economía solidaria.

    Tales prácticas pueden ser la guía para una nueva relación con la tierra, con la naturaleza, con lo que los indígenas de los Andes llaman Pachamama en una fórmula por la cual la naturaleza no es un objeto sino un sujeto vivo con el que interactúa el hombre. Esta relación con la tierra se vuelve clave para el "bien vivir"Como él lo definió Leonard Boff . El bien vivir, debe entenderse como un paradigma civilizatorio que no es sólo vivir bien, o sinónimo de estar satisfecho, sino una fórmula que promueve una más democracia comunal, el mismo implementado por los pueblos indígenas, en el que la economía no es el corazón de la existencia sino un instrumento para la vida y en el que la tierra y sus recursos quedan en el centro.


    Este es entonces el desafío lanzado hace unos días en Río por la red de la sociedad civil para la lucha contra el cambio climático: la inclusión en la agenda política del tema con objetivos y soluciones concretas, repensando la relación del hombre con la tierra para promover soluciones alternativas.

    Es cuestionable si estos principios tcolmarán una puerta de entrada a la agenda de las instituciones, si el movimiento social podrá ser el motor de una conciencia real de protección de la tierra. ¿Serán las buenas prácticas de tales movimientos el motor del cambio de mañana? El desafío se jugará en los siguientes meses.

    Letizia Arneodo

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