En el silencio general de Occidente, hemos luchado incluso para encontrar información sobre la terrible tragedia climática que está afectando a las regiones del norte y oeste de Afganistán.
Está a punto de acabar atropellado, su madre lo salvaAfganistán está lidiando con fuertes lluvias e inundaciones, que en los últimos días ya han matado a 22 personas y herido a otras 40, destruido cientos de hogares y dañado cultivos. La situación es dramática en 12 provincias, alrededor de un tercio del territorio nacional: las provincias occidentales de Badghis y Faryab y la norteña de Baghlan se vieron particularmente afectadas por las fuertes lluvias.
El gobierno local, en manos de las fuerzas armadas talibanes, intenta hacer frente al desastre con los pocos medios disponibles, en un país ya azotado por una grave crisis humanitaria. Los funcionarios anunciaron que pronto acudirán a las organizaciones humanitarias internacionales en busca de ayuda y suministros de socorro.
En los últimos años, Afganistán ha sufrido las dramáticas consecuencias de una sequía sin precedentes, exacerbada por el cambio climático y el aumento de las temperaturas, que ha reducido a la mitad las cosechas y provocado una grave hambruna.
(Lea también: En Afganistán hay enemigos a los que combatir quizás más peligrosos que los talibanes: el hambre y el frío)
La falta de recursos alimentarios y hídricos se injertó en décadas de guerra civil y el descontento de la población frente a la dictadura talibán que, tras la toma del poder en agosto pasado, bloqueó efectivamente gran parte de la ayuda económica y humanitaria procedente del exterior. .
Ahora la comunidad internacional observa de lejos este último desastre ambiental provocado por la acción humana, mientras se estudian soluciones que puedan aplicarse de manera inmediata para ayudar a la población civil de Afganistán sin favorecer al gobierno talibán.
Todo ello en el silencio general de la opinión pública occidental, todo apuntado al conflicto ucraniano que existe y es innoble -por supuesto- pero que no debe hacernos olvidar muchas otras tragedias que aún cobran víctimas, incluso entre los niños.
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Fuente: Reuters
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