La importancia de educar a tu perro para que juegue sin cometer estos errores

La importancia de educar a tu perro para que juegue sin cometer estos errores

No basta con jugar con tu perro, también debes enseñarle a hacerlo correctamente evitando algunos errores, aunque sean de buena fe. A menudo escuchamos a propietarios que se quejan de la impetuosidad de su perro, demasiado vivaz o incapaz de detener los momentos dedicados al juego, sobre todo si es joven; ¿Cómo se debe intervenir en este caso?



Está a punto de acabar atropellado, su madre lo salva

Es importante reiterar una vez más lo que hemos repetido varias veces: la necesidad de que los cachorros viven con su madre y sus hermanos al menos durante los dos primeros meses de vida. Durante este lapso de tiempo, la presencia materna es fundamental para el crecimiento educativo del sujeto, que luego se reflejará también en su comportamiento adulto; y el juego tiene una importancia considerable: es a través de la actividad lúdica que los cachorros se miden, pero al mismo tiempo aprenden a moderar sus instintos, controlando sobre todo la mordida. Esto no quiere decir que durante el juego el perro ya no use sus dientes, pero sí con la capacidad de detenerse y no causar daño físico, tanto en congéneres como en humanos. Pero eso no es suficiente, parte del trabajo lo tienen que hacer los propietarios que, aunque sea de buena fe, no deberían hacerlo.



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Hacer que el perro se emocione demasiado

È iEs importante que durante el juego el animal no se excite más allá del límite, yendo más allá de su capacidad de control; tampoco podemos pretender que entiendan que nuestro “Basta ya no quiero jugar más” coincide con el de ellos, sobre todo si son jóvenes y por tanto con mucha energía. Para los animales, el juego no es una diversión, sino un“Actividad” que debe ocupar parte de su vida diaria (lea también La importancia del juego para los animales): es importante dejar siempre a su disposición juegos, pocos, pero diferentes cada día para estimular continuamente su curiosidad, sobre todo cuando permanecen demasiado tiempo solos. Pero el juego con el maestro también es para ellos, aunque único, y es un medio válido para fortalecer la relación. Pero necesitas saber cuál es el mejor método.

Jugar juegos donde prevalecen la competencia y la agresión.

Evite los juegos donde prevalece la agresión, la lucha, el tira y afloja, donde prevalece la competencia y donde el animal tendería inevitablemente a poner en juego su propia fuerza; y si se concede una vez, ¿por qué no ha de ser siempre lícito? Debemos recordar que los animales no piensan como los humanos, no pueden evaluar la situación: si un determinado comportamiento es correcto en un momento dado, ¿por qué no debería serlo en otro? Por lo tanto, es importante preguntarse por qué su perro es demasiado impetuoso y material incluso durante el juego: ¿tal vez porque lo permitimos en ciertas otras circunstancias, tal vez no nosotros, sino algún otro miembro de la familia? ¿O no estaba acostumbrado al autocontrol desde que era un cachorro? Y luego es nuestro trabajo educarlo en caso de que sienta esta tendencia en su amigo de cuatro patas.


Por ejemplo, no debemos enseñarle a jugar con las manos y los brazos, agitándolos y dándole un “gusto” cerca del hocico y luego retrayéndolos: esto se interpreta como un “Vamos, ¿a ver si los atrapas? " y vuestros miembros se convierten así en blancos a agarrar, aun cuando no lo esperéis; y si se anima a mordisquear, también podría hacerlo con otros miembros de la familia, incluidos los niños (reitero y vuelvo a subrayar la importancia de nunca dejar a los niños desatendidos, a solas con un animal, aunque sea tu perro, el que está con ellos). siempre he jugado).


No enseñes los límites del juego.

Muy a menudo los jefes se quejan diciendo “Jugamos una hora, pero nunca se cansa”; ¿Cómo entiende el perro que somos, y ahora mismo? Es inútil regañarlo, inútil rechazarlo tratando de alejarlo, porque este comportamiento podría interpretarse más bien como una nueva invitación a jugar. Es difícil, y puede parecer la estrategia más larga y exigente, pero en tales situaciones la mejor manera es ignorarlo hasta que se calme y luego recompensarlo; y si ese volver a él pudiera interpretarse nuevamente como una invitación más a jugar, hay que detenerse de inmediato y comenzar a ignorarlo nuevamente hasta que se calme por segunda vez; y así sucesivamente, hasta que se haya calmado por completo.

jugando en la cama

Evite jugar en la cama porque podría convertirse en el "área de entretenimiento" en cualquier momento; y no es tan agradable ser despertado en medio de la noche rematado por una masa peluda que solo quiere jugar; y entonces, ¿cómo hacerle entender que era posible jugar allí en un colchón cómodo una vez, pero esto no debe convertirse en la regla?


Use artículos personales como juguetes, incluso si son viejos

Sobre todo si son cachorros, evita utilizar como herramienta de juego objetos que te importen, como zapatos, zapatillas, peluches de los niños, o la misma correa, porque siempre podrían convertirse en una atracción, sobre todo cuando no estamos cerca. Por la misma razón, evita usar pantuflas u otros objetos que ya no te importen porque no serían capaces de distinguir la diferencia.

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