Wilkinson Residence: la casa del árbol a prueba de música

    Wilkinson Residence: la casa del árbol a prueba de música

    Robert Harvey Oshatz no es solo un arquitecto. Él es, como dice el sitio web de su estudio, también un artista, un hacedor de sueños, un explorador de espacios ya existentes. Por eso, cuando en 1997 un cliente le pidió que construyera una casa entre los árboles que pudiera convertirse en parte del paisaje natural y capaz de "enfrentarse" al fluir de la música, el polifacético arquitecto estadounidense se puso inmediatamente manos a la obra.



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    Soy uno de esos millones de personas que soñaban con un sugerente y emocionante de niño casa del árbol. Lugar donde quise vivir mis aventuras, mis juegos, mis sueños. Lamentablemente, sin embargo, ya sea porque siempre he vivido en ciudades donde el hormigón y los edificios han sido los maestros o quieres que mis caprichos no hayan sido tan efectivos en la emoción de mis padres, nunca he tenido la casa del árbol. Al enterarme de una noticia singular, comencé a creerla nuevamente. Incluso si ya no soy un niño y ya no necesito jugar, parece que vivir en un árbol es posible incluso como un "adulto".



    Robert Harvey Oshatz él no es sólo un arquitecto. Es, como dice el sitio web de su estudio, también un 'artista, un hacedor de sueños, un explorador de los espacios existentes. Por eso, cuando en 1997 un cliente le pidió que construyera una casa entre los árboles que pudiera convertirse en parte del paisaje natural y capaz de "enfrentarse" al fluir de la música, el polifacético arquitecto estadounidense se puso inmediatamente manos a la obra.

    El cliente, de hecho, era con demasiada frecuencia víctima de llamadas de otros condominios precisamente por su pasión desenfrenada por la música. Entonces de esta protesta surge Wilkinson Residencia: la residencia para poder vivir en soledad, entre los árboles y sin privarse del placer de la música.

    El proyecto se completó en 2004 en Portland, Oregón. Una realización privilegiada con la naturaleza que no socava en absoluto las necesidades de practicidad y comodidad. A sala de estar grande, una comedor, una sala de meditación, todo ello rodeado de amplias terrazas. La elección de la madera y el predominio de las formas orgánicas son obvias, pero no menos bellas. La cubierta también flota entre vigas laminares que atraviesan un pared de vidrio que rodea el salón principal.
    Realmente debería caminar por la casa para comprender la complejidad de la estructura y comprender completamente su conexión con el exterior. Por ahora no podemos, contentémonos con ver las fotos de este fantástico a la vez que arquetípico ejemplo de arquitectura integrada en el paisaje.
    Alejandro Ribaldi
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