Si te encanta caminar entre la naturaleza, trepar a los árboles, respirar aire puro y escuchar el silencio del bosque, entonces quizás tengas el secreto para vivir por mucho tiempo en tu bolsillo. Y si estás inmerso en extensiones boscosas, los beneficios para el estado de ánimo y la mente no faltan, palabra de ciencia.
Si te encanta caminar entre la naturaleza, trepar a los árboles, respirar aire puro y escuchar el silencio del bosque, entonces quizás tengas el secreto para vivir por mucho tiempo en tu bolsillo. Y si estás inmerso en extensiones boscosas, los beneficios para el estado de ánimo y la mente no faltan, palabra de ciencia.
El término japonés Shinrin-yoku se traduce literalmente como 'baño en el bosque' y argumenta que pasar más tiempo en la naturaleza podría tener algunos beneficios para la salud.
Ya hemos hablado de que la naturaleza es una panacea capaz de darnos calma y hacernos sentir con más energía, cuatro estudios confirman que fortalece el cerebro y calma la psique.
Ahora, una nueva investigación realizada por investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín, encabezados por la psicóloga Simone Kuhn, explica que vivir cerca de un bosque ayuda a combatir el estrés y regular las emociones. El estudio involucró a voluntarios mayores que vivían en áreas urbanas y aquellos que vivían cerca de los bosques de Berlín.
Al analizar los datos de los 341 participantes, los investigadores recopilaron información importante. En primer lugar, vivir en la naturaleza trae beneficios para la amígdala, que es la parte del cerebro que maneja las emociones y especialmente el miedo. Pero ojo con estos resultados, sólo se daban en el caso de la proximidad a bosques y selvas y no sólo a parques urbanos y espacios verdes.
Sin embargo, investigaciones anteriores habían establecido que permanecer cerca de árboles y arroyos tenía un impacto fundamental en la longevidad, en el control de la agresión y en el desarrollo cognitivo.
Sobre todo porque los árboles mejoran la calidad del aire, son fundamentales para evitar desastres naturales y hacer más confortables los entornos urbanos. La interacción con el verde también mejora la memoria y la atención, devolviéndonos a la armonía interior.
“Las personas que viven en áreas donde hay árboles en las carreteras reportan una mejor percepción de la salud y las tasas de mortalidad son más bajas”, dice la investigación.
A los participantes se les realizó una prueba de memoria y luego se sometieron a pruebas de resonancia magnética para evaluar la salud y la estructura de las áreas que procesan el estrés. Luego, los datos de escaneo se cruzaron con los lugares de residencia de los sujetos y la cantidad de veces que fueron a áreas verdes.
¿El resultado? Los habitantes que viven cerca de bosques y selvas tienen una estructura cerebral más sana y por lo tanto afrontan mejor el estrés. Los factores también se confirmaron después de tener en cuenta la educación y los ingresos.
Por lo tanto, los árboles no solo nos hacen más saludables, sino también más felices.
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dominella trunfio
