Redescubramos el noble arte de la escritura: es bueno para el cerebro y el alma

La escritura solicita numerosas funciones cognitivas y creativas a cualquier edad y es parte esencial del proceso de crecimiento y expresión de la voluntad y de un pensamiento vivo. Porque no pasa con el teclado.

No guardes el aguacate así: es peligroso

Escribimos cada vez menos a mano y cada vez más escribiendo en un teclado: no solo les sucede a los adultos sino también a los niños, a menudo obligados a usar tabletas y computadoras en casa pero también en la escuela.





Lo cual, hay que subrayarlo, no es bueno en absoluto: la escritura a mano, de hecho, no sólo apoya el noble arte de la caligrafía sino que estimula y entrena varias funciones cognitivas fundamentales.

Veamos cuáles:

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Motilidad y coordinación, lectura y aprendizaje

Al escribir a mano, se activan las áreas del cerebro responsables de la formación del lenguaje y la interpretación de las sensaciones (en personas que no tienen tales habilidades, estas áreas han sido solicitadas, utilizadas muy raramente). El área de Broca, en particular, es la responsable del ensamblaje de las letras en palabras y de su comprensión: en definitiva, define la capacidad de leer y escribir y se activa precisamente por el ejercicio de la escritura, por la caligrafía.

Eso no es todo: en la Universidad de Stavanger en Noruega observaron que quienes escriben rápido a mano no solo pueden leer mejor (y viceversa: las personas que leen con más dificultad, también son lentos en la escritura) sino que aprenden las cosas más rápido: al escribir en un teclado, sin embargo, el proceso puede verse comprometido.

La escritura y la capacidad de "medir a ojo"

En China y Japón, los calígrafos solían ser empleados como arqueros: no era una coincidencia. Escribir bien a mano, además de la capacidad de centrar la atención durante mucho tiempo en un solo objeto y la gran precisión del gesto, entrena la flexibilidad y la fluidez de movimiento.

Comprender el texto en cursiva será más difícil

Para aquellos que escriben poco o nada a mano, entender un texto escrito a mano será mucho más complicado. También se observó que, al leer caracteres impresos, las áreas de la corteza del hemisferio cerebral trabajan menos porque no es necesario conectar el pensamiento asociativo y distinguir entre letras, reconocer los matices que da la caligrafía.



Menos atención a la gramática y la ortografía.

La escritura digital te hace más ignorante: desalienta la atención y el recuerdo gramatical ya que siempre hay una función de corrección automática en los navegadores y programas de escritura. Entonces, si uno escribe "conciencia", se informará el error (¡necesita la i!): No necesita saber las reglas de escritura, ortografía. Al menos no se vuelven tan importantes.

Y, en perspectiva, los textos manuscritos serán menos legibles (porque están mal escritos, con mala letra) y llenos de errores: la evidencia de un empobrecimiento cultural y cognitivo.

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Más dificultad en el pensamiento abstracto.

La escritura por computadora es como una corriente de pensamientos, mientras que la escritura a mano es la forma más elevada de pensamiento abstracto. Al escribir en un teclado, se sabe que siempre podrá cambiar parte de la oración, ya sea un cambio de género, número o forma de un verbo, pero al escribir a mano primero debe pensar en toda la oración en tu mente y, sólo entonces, escríbelo. Es por eso que crear un texto escrito a mano nos hace pensar de manera más amplia e involucra nuestro razonamiento abstracto.

Reducción de la imaginación y la creatividad.

En general, la escritura a mano, en comparación con la escritura en el teclado, insta al desarrollo de funciones creativas, pero eso no es todo.

Cuando toma notas a mano, la escucha es más profunda y articulada: y se elabora activamente a través de imágenes y síntesis. Es una co-construcción y un aprendizaje. Por el contrario, los estudiantes que toman notas en la computadora tienden a anotar todo lo que dice el profesor, como si fueran una especie de grabadora: una actividad acrítica y pasiva.


Leer: Tomar notas con lápiz y papel ayuda a recordar mejor que con una PC


En resumen: aprender a escribir a mano desarrolla las áreas de pensamiento, lenguaje y memoria en el cerebro; estimula la creación de nuevas sinapsis y sincronicidad entre el hemisferio izquierdo y derecho (que no está presente cuando se escribe en un teclado). Es pues evidente que escribir a mano no es sólo trazar, sobre un papel blanco, signos a los que atribuimos un significado sino que además de la evidencia de la ciencia todavía hay más que decir. Desde una perspectiva espiritual y evolutiva:

“En el acto de escribir se expresa un proceso complejo, articulado, íntimo - explica romina venturi, maestra Waldorf, que dirige el grupo de juego Hijos de las estrellas -. Las manos son la parte del hombre que le permite realizar acciones en el mundo físico. A través de las manos -que con su fuerza y ​​su movimiento, hacen posible la escritura- se expresa un acto de voluntad, es posible afirmar y traer al mundo de los "conceptos vivos" (porque están enriquecidos con fuerza vital, sentimiento y acción percepción vibrante en la propia persona, en los diferentes aspectos del cuerpo, del alma y del Espíritu). Por eso cada uno tiene su propia escritura: expresan su propia impronta, una especie de ADN de “cómo y dónde” estamos”.

Es por esto que la pedagogía de Steiner considera el aprendizaje de la escritura como un proceso importante, que pasa por varias etapas:

“Primero el dibujo de la forma, una especie de prescripción, para derivar la escritura del dibujo y acostumbrar al niño al movimiento; luego trabajas la imagen de las letras (por ejemplo, antes de llegar a la F te “quedas” con la imagen de la guadaña) y solo en ese punto puedes acompañar al niño a la señal de la letra “effe”. La letra inicial de cada palabra es un dibujo, de esta manera el gesto de escribir, concebido como "acto de voluntad", corresponde a un gesto interior y podemos pasar por tanto al signo abstracto. Estos pasajes respetan el crecimiento del niño, acompañan y sostienen sus tiempos: sólo a partir de los 9 años el niño empieza a percibirse a sí mismo, a la dualidad con respecto al mundo, y está listo para la escritura, que expresa su alteridad con respecto al mundo. mundo; y para respetar el proceso en las escuelas Steiner, solo pasamos a la pluma caligráfica en cuarto grado, para luego llegar a la estilográfica para el cuidado de la forma artística de la escritura”.

Es extraño, en un mundo donde todo va rápido y donde intentas "avanzar" con habilidades.

“El tiempo parece un recurso escaso, todos son llamados a la velocidad de las adquisiciones. Pero no es verdad. Siguiendo sus propios ritmos los niños no llegarán realmente tarde - asegura romina venturi -. Así como una fruta necesita el tiempo y el sol adecuados para madurar y tener así el sabor que se espera (lo que ciertamente no sucede con las frutas verdes sacadas del árbol y puestas a madurar en la nevera), también lo necesitan los jóvenes que están acompañados de herramientas pedagógicas y enseñanzas adecuadas a su desarrollo físico, psíquico y espiritual, se convertirán más fácilmente en personas con solidez interior, habilidades transversales consolidadas y capaces de ingresar rápidamente a la tecnología y a los diversos desafíos de la vida”.

La prisa y la tecnología, ajenas al hombre, sólo dan malos frutos. En cuanto a la escritura, recordemos: la escritura a mano hay que cultivarla, siempre, en todas las edades.

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Ana María Cebrelli

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