La ciencia, con un nuevo estudio, nos dice por qué nunca debemos tomar decisiones con el estómago vacío, en ningún ámbito.
No guardes el aguacate así: es peligrosoNunca tomes decisiones importantes con el estómago vacío y si la ciencia lo dice, además de los diversos dichos, es mejor llenar la barriga y luego pensar qué hacer.
El estudio que investigó la difícil pregunta, publicado en la revista Psychonomic Bulletin & Review, reveló que con el estómago vacío es mejor evitar cualquier tipo de decisión, no solo la relacionada con la comida.
Porque si se sabe que ir de compras con hambre es una mala idea, ya que es más difícil resistir las tentaciones de la comida chatarra, aún no se sabía que también afectaba a otros sectores.
Según el Dr. Benjamin Vincent, psicólogo de la Universidad de Dundee en el Reino Unido, uno de los investigadores involucrados en el estudio realizado por la Universidad de Dundee en Escocia, las preferencias de la gente cambian radicalmente cuando tienen hambre que cuando el estómago está lleno. Lo cual está en peligro de ser explotado por los vendedores.
Pero, ¿cómo llegaron los investigadores a estos resultados? Involucrando a 50 participantes en el estudio y haciéndoles preguntas relacionadas con comida, dinero y otros temas basados en recompensas. Se les hizo la misma pregunta cuando tenían hambre y cuando estaban llenos.
Con el estómago vacío, la mayoría de las personas, respondiendo preguntas relacionadas con la comida, optaron por tener una comida inmediata, incluso si no era muy sustanciosa, en lugar de esperar más tiempo por una más abundante.
Y cuando tenían que responder preguntas sobre otras formas de recompensa, el mecanismo de elección seguía siendo el mismo: con el estómago vacío, los individuos entrevistados se sentían más satisfechos con recompensas inmediatas pero menos satisfactorias.
Por ejemplo, cuando se trata de premios, los asistentes hambrientos generalmente eligen premios hipotéticos más pequeños otorgados de inmediato, en lugar de premios más grandes que requieren un poco de espera.
Como prueba, según los investigadores, de que el hambre es capaz de alterar nuestras elecciones, en cualquier ámbito, haciéndonos más impaciente y menos razonable.
Ser consciente de esto no es un asunto baladí porque podría ayudarnos a evitar tomar decisiones importantes mientras el estómago gorgotea, ¡dejando para mejores momentos!
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