Los zorzales y la lechuza: la fábula de Leonardo Da Vinci que nos enseña a no disfrutar de las libertades negadas (incluso a nuestros peores enemigos)

Los zorzales y la lechuza: la fábula de Leonardo Da Vinci que nos enseña a no disfrutar de las libertades negadas (incluso a nuestros peores enemigos)

El cuento de los zorzales y la lechuza de Leonardo Da Vinci contiene una importante moraleja dirigida a quienes disfrutan de las desgracias ajenas.


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¿Conoces la historia de los zorzales y la lechuza? es un cuento de hadas de Leonardo Da Vinci quien, además de ser un brillante artista y científico, también fue un hábil narrador de cuentos y leyendas. Entre estas encontramos una fábula corta que tiene como protagonistas a los zorzales y a la lechuza y esconde una importante moraleja. Esto es lo que cuenta la historia:




"¡Somos libres! ¡Somos libres!" gritaron los zorzales un día, al ver que el hombre había cogido la lechuza. “Ahora la lechuza ya no nos asusta. Ahora dormiremos tranquilos”.

La lechuza, en efecto, había caído en una trampa y el hombre la había encerrado en una jaula.

"Vamos a ver la lechuza en la cárcel" decían los zorzales, volando y cantando alrededor de la jaula de su contrincante. Pero el hombre había cogido la lechuza con otro fin, a saber, el de cazar zorzales.

En efecto, la pobre lechuza hizo enseguida alianza con su vencedor quien, después de haberla atado por una pata, la exhibía todos los días bien sobre un soporte.

Para verlo, los zorzales se precipitaron hacia los árboles cercanos, donde el hombre había escondido sus trampas mortales. Y los zorzales, en lugar de perder la libertad como el búho, perdieron la vida.

La moraleja de la historia

Este sencillo cuento de Leonardo Da Vinci tiene una gran moraleja. La historia nos invita, en efecto, a no regocijarnos cuando alguien a quien tememos, incluso nuestro peor enemigo, pierde la libertad porque nos puede pasar lo mismo o incluso algo peor, como les sucedió a los zorzales que disfrutaron del destino tocado por la lechuza. Como explica Da Vinci, cuando el ganador es importante, es muy probable que se convierta en aliado o instrumento del ganador; mientras que los que dependen de los vencidos pueden convertirse en víctimas de un nuevo amo y, junto con la libertad, correr el riesgo de perder también la vida. En resumen, alegrarse de las desgracias ajenas no conduce a nada bueno.


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