La choza de los placeres tristes: la terrible historia de violaciones y abusos dentro de los campos de concentración

    La choza de los placeres tristes: la terrible historia de violaciones y abusos dentro de los campos de concentración

    Shack of Sad Pleasures (TEALibri) de Helga Schneider es uno de esos libros que ponen la humillación sobre el papel.

    Está a punto de acabar atropellado, su madre lo salva

    Maltratos, violencias, violaciones, que solo unas pocas pudieron “batear” gracias a la menstruación -por ejemplo- y esos trapos que se ponían entre las piernas. Las mujeres en la Shoah tuvieron que pasar por el vaciamiento total de sus cuerpos, despedirse durante semanas y años de su dignidad. Una historia contada, con voz débil, pero contada.





    Shack of Sad Pleasures (TEALibri) de Helga Schneider es uno de esos libros que ponen la humillación, la privación, la deshumanización en el papel. Uno de los fenómenos más desgarradores vinculados a la Shoah que le cuenta la anciana Frau Kiesel a Sveva, una joven aspirante a escritora. Analiza cómo se construyeron los burdeles dentro de los campos de concentración, con la excusa de querer evitar la propagación de la homosexualidad entre los internos. Y cómo, en realidad, se perpetuaron el abuso y la violación.

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    Ahí estaba ella, la torturadora de las SS, el pelo rubio y bien cuidado, el pintalabios en la boca dura, el uniforme impecable... Se quedó allí parada y dijo con sórdida malicia: «Leí en tu expediente que eras una puta judía. Será mejor que te resignes: a partir de ahora serás puta de perros y cerdos.

    Así lo describe la ya anciana Frau Kiesel, dando voz a un largo drama mudo: el de los prisioneros de los campos de concentración nazis seleccionados para los burdeles construidos dentro de los propios campos de concentración.

    Mujeres cuyos cuerpos estuvieron expuestos a los terribles abusos de las SS y varones presos que a pesar de todo prefirieron entregar un trozo de pan a cambio de unos minutos de sexo. Mujeres que al final de la guerra, aplastadas por la humillación y la soledad, en lugar de denunciar esa tragedia, hicieron todo lo posible por esconderla y enterrarla dentro de sí mismas. Tal como lo hicieron en varios otros eventos, llevando dentro el peso de una vergüenza que no era una vergüenza. Ciertamente no de ellos.

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