Sus lienzos son playas inmensas y no importa que a veces sus obras sean destruidas por la marea alta incluso antes de que estén terminadas. Para Andrés Amador, crear dibujos en la arena también requiere cierto riesgo
Sus lienzos son enormes playas y no importa si sus obras son a veces destruidas por la marea alta incluso antes de que estén terminadas. Para Andrés Amador crear dibujos en la arena también requiere cierto riesgo.
Cuarenta y cuatro años de San Francisco, el artista ha comenzado a revolucionar los granos sobre hace diez años, yendo tan lejos como para pintar por más de 35 mil metros cuadrícula.
Una pasión que comenzó tras participar en el Burning Man en Nevada en 1999, un festival de ocho días que tiene lugar cada septiembre en Black Rock City, un experimento comunitario donde todos son libres de organizarse actuaciones, exposiciones de arte, performances, talleres, etc.
“Fue un evento que realmente cambió mi perspectiva de la vida”, dijo el artista.
Desde 2004 su pincel se ha convertido un palo mientras que con el rastrillo crea las distintas tonalidades, cuando hay marea baja Amador comienza su trabajo pero no siempre logra completarlo, muchas veces el mar se lo lleva incluso antes.
Mi arte es mi forma de describir el mundo, me gustaría despertar en mis espectadores un sentido de preguntarse. Ofrezco la posibilidad de salir de la vida cotidiana y sumergirse en momentos atemporales. No hay un mensaje explícito que quiera transmitir sino solo uno implícito. Lo que funciona tan bien como la vida son momentos fugaces y debe ser vivida y saboreada al máximo.
dominella trunfio
Crédito de la foto: Andrés Amador
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