Todos los días tratamos de controlar todo lo que nos sucede, nuestra vida diaria está marcada por las citas y si sucede algo inesperado, inmediatamente entramos en pánico. Dechen, un pequeño monje tibetano nos enseña a vivir la vida al máximo.
Está a punto de acabar atropellado, su madre lo salva
Todos los días tratamos de controlar todo lo que nos sucede, nuestra vida diaria está marcada por las citas y si sucede algo inesperado, inmediatamente entramos en pánico. Dechen, un pequeño monje tibetano nos enseña a vivir la vida al máximo.
Dechen es el protagonista de "Deja de revisar", un cortometraje de animación que muestra cómo es necesario dejar de interferir en la naturaleza de las cosas para poder vivir en paz.
¿Cuántas veces nos ha pasado estar tan concentrados en una meta que ya no nos dedicamos a las cosas cotidianas, a descuidar nuestros afectos? A veces, la impresión es que la vida continúa, pero no somos los protagonistas.
La historia de Dechen nos muestra otro punto de vista. El monje tibetano se dedica a la jardinería y quiere cuidar a toda costa una flor que encuentra en un campo. Dechen la traslada, la lleva al refugio, la expone al sol, la protege del viento, pero a pesar de su amor y atención, la flor sigue marchitándose.
El pequeño monje budista cae en la desesperación porque es incapaz de aceptar la situación y sobre todo de no poder tener control sobre la flor y la naturaleza en general.
Pero cuando Dechen deje de querer controlarlo todo, sucederá algo mágico, con un final sorpresa. ¿Qué nos enseña este corto? Que no podemos ser los dueños absolutos del universo, que ciertas cosas van como deben ir y que somos impotentes para cambiarlas.
La vida no puede ser una guion ya escrito con nosotros, por supuesto, podemos influir en ciertas situaciones, podemos tomar decisiones que traerán consecuencias más o menos positivas, pero las adversidades están ahí y no podemos controlarlas.
Los cambios y los imprevistos no son enemigos a combatir, al contrario pueden ser impulsos que nos hacen sentir vivos y nos dan un poco de adrenalina. Todos tenemos una flor: puede ser nuestra relación de pareja, el trabajo que amamos, un proyecto que nos importa, pensamientos, etc.
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Tendemos a ser asfixiantes, a interferir a toda costa, pero nos encontramos con que no estamos consiguiendo los resultados deseados. Y entonces, como le sucede al monje, es importante confiar más en el curso natural de los acontecimientos, aunque podamos quemarnos con él.
dominella trunfio
