Esta es la idea en la que se basó Kai Linke, diseñador alemán con activas exposiciones y colaboraciones por toda Europa, para crear su propia colección de complementos de decoración, "Roots": objetos sencillos y huecos en cuyo interior el artista ha sembrado todo tipo de hierbas, bambú y bulbos de plantas capaces de crecer rápidamente incluso en ambientes hostiles y con una densa red de raíces que va bien con la idea de un diseño moderno, estudiado y desenfadado al mismo tiempo.
Está a punto de acabar atropellado, su madre lo salva
Hay plantas, como el Bambú, que crecen a un ritmo impresionante de casi 70 centímetros al día. Imagine ahora aprovechar este exuberante crecimiento para crear complementos de decoración originales, ecológicos y duraderos, reduciendo también los costes de material y transporte de cualquier mueble.
Esta es la idea en la que se basó Kai Linke, diseñador alemán con exposiciones y colaboraciones por toda Europa, para crear su propio colección de complementos de decoración, "Raíces": objetos simples y huecos en cuyo interior seartista sembró todo tipo de hierbas, bambú y bulbos de plantas capaces de crecer rápidamente incluso en ambientes hostiles y con un denso entrelazamiento de raíces que va bien con la idea de un diseño moderno, estudiado y desenfadado al mismo tiempo.
Si bien productos como estos pueden horrorizar a muchos aficionados a la jardinería, es innegable que hoy en día los entornos en los que las plantas se ven obligadas a crecer son en su mayoría artificiales: oficinas, hogares, áreas urbanas son solo algunos ejemplos. Linke solo hace más evidente este hecho, incitándonos a explorar nuevas posibilidades.
En una especie de experimento en el que sale a la luz la compleja relación entre el desarrollo natural y las limitaciones artificiales, el artista nos presenta sillas, mesas, taburetes y otros complementos de decoración en el que la planta se desarrolla suavemente superando sus límites, empujándose hacia el otro, dando vida a fascinantes deformaciones, envolviéndose alrededor y dentro del objeto en un entrelazamiento impredecible de hierba, flores, raíces, tierra y agua.
El hecho de que, en última instancia, la fuerza disruptiva de estas plantas aprisionadas pueda dejar que los objetos se vendan es una parte integral del experimento artístico: una invitación a recuperar el mundo natural como fuente de inspiración y al mismo tiempo casi una advertencia para que quede claro que la Madre Naturaleza reacciona a nuestras coacciones encontrando nuevas formas de crecer y nuevas formas de adaptarnos, a veces rompiendo esos mismos bancos en el que forzamos.
SZ