Cómo defendernos de los que siempre nos critican

    Cómo defendernos de los que siempre nos critican

    Cómo transformar cada crítica recibida en una oportunidad de crecimiento constructivo.

    No guardes el aguacate así: es peligroso

    Sea cual sea el motivo, recibir críticas nunca es demasiado divertido (también depende de tu edad, claro, de quién las da y cómo las haces). A veces las críticas, especialmente si se repiten, pueden resultar molestas, casi insoportables, tanto que corroen nuestro estado de ánimo, socavan nuestra autoestima y nuestro sentido de autoeficacia. O pueden convertirse en otra cosa: y así resultar absolutamente preciosos, útiles.





    De hecho, ya sea apropiada o incorrecta, cada crítica representa una oportunidad de trabajo personal. En este sentido, el primer dato útil a señalar es cuánto nos “duele”: poco, mucho, nada. Esta no es una información pequeña: de hecho, nadie puede ofendernos si algo de nosotros no lo permite. En otras palabras, ninguna crítica puede "tocarnos" si no encuentra en nosotros el terreno adecuado.

    Las palabras de los demás duelen por una sola razón: resuenan con nuestro “algo”, tocan un “nervio” quizás no tan conocido pero ya descubierto, o débil. Lo confirman dolorosamente (por ejemplo, un autojuicio negativo, una carencia no resuelta, inseguridad, miedo, falta de estima, una sensación de incapacidad, insuficiencia en algún nivel). Aquí está elregalo inmediato de cualquier crítica hiriente e hiriente que recibimos: nos obliga a ver las áreas molestas que habitan en nosotros, aquellas que requieren de nuestro compromiso y trabajo activo de crecimiento de conciencia y transformación constructiva.

    Así que aunque (quizás) torciendo la nariz (al menos inicialmente), también podemos agradecer de corazón a quienes nos lo expresaron: nos hicieron un favor. Alcanzar esta conciencia, primero teóricamente y luego también internamente, emocionalmente, representará una agradable inversión de posición y una mayor fuerza interior.

    Llegamos al segundo paso. Tras el impacto con nuestro mundo emocional interno, queda por considerar el "contenido" de la crítica recibo: es constructivo, destructivo o manipulador?

    Para ser constructivo debe contener:

    1. una descripción contextualizada de la situación que hizo necesario expresar críticas;
    2. la expresión de sentimientos negativos, consideraciones negativas y valoraciones expresadas por el crítico;
    3. una propuesta de cambio (cómo se debe hacer, qué se necesitaría, etc.).

    Si estos elementos no están presentes, la situación criticada es en realidad sólo el pretexto para desahogar la irritación, la insatisfacción personal, el deseo de intimidar o controlar a los demás. ¿Cómo responder? Sin ponerse a la defensiva y meterse en trifulcas que no llevan a ninguna parte, evitando un tono agresivo y sin caer en el lado opuesto del sufrimiento pasivo, con toda la frustración adicional que ello puede conllevar.



    La respuesta correcta está en uno dimensión asertiva, en un nuevo espacio de acción, el único posible para proceder con la "gestión constructiva" de critica

    ¿Es correcta la observación? Entonces es importante saber admitir el error o el hecho "disputado". Muchas veces es un acto liberador: ya no es necesario treparse a los espejos ni esconderse tras justificaciones; devuelve una autoimagen constructiva; "Desarma" la posible hostilidad de la crítica. Errar es de humanos, y solo quien no lo hace no se arriesga a cometer errores.

    La observación está sola una opinión diferente a la suya, en términos de valores, culturales? Si nos sentimos cómodos con nosotros mismos y con lo que hacemos, podemos aceptar las diferencias de opinión y las críticas. Si hay algo constructivo lo tomas, de lo contrario cada uno tiene su propio camino.

    Si en cambio la observación fuera genérica, sin referirse a una situación o momento específico (por ejemplo: "¡siempre llegas tarde!"), pueden pide mas detalles. Si la intención de la crítica es constructiva, así será posible tener información sobre cómo mejorar, hacer más funcional o adecuada una determinada acción, un determinado comportamiento. Si, por el contrario, la intención fuera manipuladora o destructiva, el interlocutor se ve obligado a pasar de hechos y situaciones vagos a concretos, forzando su hostilidad hacia terraplenes que pueden ser útiles para ambos (por ejemplo, si la crítica fuera: "usted nunca hagas lo que te pido”, se podría responder: “¿puedes darme un ejemplo concreto de cuando no hice lo que me pediste? ¿Qué, precisamente, hubieras querido que hiciera y no lo hice”) por una comparación constructiva basada en situaciones objetivas.

    En estos casos, si al final la consideración que surge corresponde a la verdad, se puede admitir el error o utilizar la llamada técnica de niebla, es decir considerar el punto de vista de quien critica sin necesariamente cambiar el propio (por ejemplo: “Entiendo que pienses que en esa ocasión específica no hice lo que me pediste pero…).



    “No importa dónde se equivoca la otra persona, porque no podemos hacer mucho allí. Es interesante saber dónde nos equivocamos nosotros mismos, porque ahí se puede hacer algo”, escribió Carl Gustav Jung. En resumen: cada crítica nos ayuda a comprender si y dónde hay algo sobre nosotros que debe tenerse en cuenta. El crítico -ya sea correcto o "malo"- es el "maestro" que la vida nos ofrece, en ese momento, para verlo. Sabiendo esto, podemos sonreírle y hacer un buen y sabio uso de él.

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