Durante 4 días, los trabajadores del sector de la confección salieron a las calles en Dhaka, la capital de Bangladesh, pero también en otras ciudades. Una gran protesta pero pasó casi desapercibida
No guardes el aguacate así: es peligrosoDurante 4 días, los trabajadores del sector de la confección salieron a las calles en Dhaka, la capital de Bangladesh, pero también en otras ciudades. Una gran protesta pero pasó casi desapercibida.
Solo los medios locales hablan de ello pero miles de personas se han movilizado, dando vida al cuarto día consecutivo de protestas para obtener derechos irrenunciables, empezando por el salario mínimo garantizado.
La industria de la confección de Bangladesh genera alrededor de $ 30 mil millones en exportaciones anualmente, lo que equivale al 80% de los ingresos por exportaciones de bienes del país y sirve a algunas de las marcas más importantes del mundo. Es el segundo mayor exportador de ropa del mundo detrás de China.
Lamentablemente, los trabajadores vienen denunciando desde hace tiempo condiciones inhumanas en la fábrica, turnos agotadores e salarios de hambre.
De poco sirvieron las garantías del gobierno, según las cuales en septiembre el salario mínimo de los trabajadores del sector de la confección aumentará en 8.000 taka (unos 82 €) al mes, la primera subida desde 2013.
Pero según los trabajadores, solo se beneficiará un pequeño porcentaje de los más de 3,5 millones de trabajadores del sector.
Por ello los manifestantes volvieron a la plaza para el cuarto día, a pesar de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, un trabajador murió y decenas de personas resultaron heridas.
Los trabajadores de la confección comenzaron a reunirse en las áreas de Uttarkhan y Dakhinkhan después de las 9 am del martes y se dirigieron a la carretera Dhaka-Mymensingh. Carreteras y autopistas bloqueadas, pero también neumáticos quemados en el distrito industrial de Savar, al norte de la capital.
Ruhul Amin, presidente ejecutivo del Garments Trade Union Center, le dijo a Reuters que la policía utilizó porras, gases lacrimógenos e incluso cañones de agua para dispersar a la multitud.
"La policía primero trató de persuadirlos hablando y les pidió que abandonaran las calles para que el transporte pudiera reanudarse fácilmente, pero arrojaron piedras y ladrillos", dijo Tahmidul Islam, un oficial de policía en el área.
El gobierno ha formado un grupo de propietarios de fábricas, líderes sindicales y funcionarios para averiguar si se adaptan a las demandas de los trabajadores y cómo, dijo el ministro de Comercio Tipu Munshi, prometiendo llegar a una resolución dentro de un mes.
Pero los trabajadores no parecen convencidos y están dispuestos a continuar con la protesta hasta que sus solicitudes sean aceptadas.
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francesca mancuso
